lunes, 29 de marzo de 2010

Origen De La Custión Social

La cuestión social en el origen de la Doctrina Social de la Iglesia

En los tres primeros siglos la Iglesia vivió los problemas sociales desde los criterios que emanaban del Evangelio. Su justicia iba más allá del orden jurídico o racional de latinos o griegos. Vivían en la comunión y no precisaban de un ordenamiento jurídico. Por ello, no gozaban de una teoría sistemática sobre los problemas sociales. Así se anduvo hasta el siglo XIX. Pero el hecho de que no existiera una teoría metódica sobre la sociedad no significa que la Iglesia se haya visto privada de esa enseñanza social durante diecinueve siglos. El testimonio social de muchos cristianos a lo largo de la historia, los discursos y las enseñanzas de los Santos Padres y del Magisterio atestiguan la existencia de un mensaje social implícito y explícito, en el Magisterio y, sobre todo, en la vida eclesial y comunitaria.



Pero se considera de manera expresa como origen de la Doctrina Social de la Iglesia la denominada cuestión social, nacida y desarrollada a lo largo del siglo XIX. Podemos entender por cuestión social «aquel problema suscitado en un tiempo concreto por la injusta situación de un grupo humano junto con el esfuerzo o lucha por cambiar las condiciones sociales y ordenarlas de acuerdo con el bien común que se considera justo y posible» (1). La sociedad existe para la persona, y su finalidad es que el ser humano consiga el desarrollo, bienestar, calidad de vida y perfección de sus cualidades. El orden social será bueno en la medida que consiga ese fin en cada circunstancia histórica. La respuesta a la cuestión social por parte de la Iglesia se inaugura de manera solemne con la aparición de la Encíclica de León XIII Rerum novarum. Sin embargo, en sus orígenes están las respuestas que se van dando ante el capitalismo y el colectivismo. En esta línea antecesora ha de considerarse la obra de dos pensadores cristianos: el Obispo de Maguncia KETTELER y el sacerdote español BALMES.

La cuestión social empezó a inquietar en el área europea, pero pronto ha ido comprendiendo todos los problemas del mundo y adquiriendo, en consecuencia, dimensión de universalidad. No obstante, esa universalización no excluye la localización de los problemas, aunque tal localización debe contemplarse en una interrelación de los mismos. En diez enunciados podría sintetizarse estos problemas universales localizados:

a) El peso intolerable de la miseria, en niños, ancianos, etc.

b) El abismos entre el Norte y el Sur, aunque la pobreza también afecta a las sociedades desarrolladas.

c) Velocidad diversa de aceleración en el desarrollo económico, cultural, moral y demográfico de los países pobres y ricos.

d) La unidad del género humano está comprometida.

e) Existen mil formas de pobreza: analfabetismo, vivienda, desempleo, subempleo.

f) Incapacidad de participación en la construcción del propio país.

g) Formas diversas de explotación y de opresión económica, social, política e incluso religiosa.

h) La discriminación racial, de religión o sexo.

i) La represión del derecho de iniciativa económica como origen de la pasividad creadora, del sometimiento a la burocracia o al poder político subvencionador y la consecuente alineación del individuo.

j) El miedo a la naturaleza

No hay comentarios:

Publicar un comentario